UNA VIVIENDA CON CORAZÓN. ASÍ ES EL PISO DE APRENDIZAJE

En este piso compartido, no solo se vive: se aprende, se convive y se sueña.

Personas con discapacidad comparten esta vivienda de aprendizaje donde, más allá de las tareas del día a día, han formado una verdadera familia elegida por ellos mismos.


Cada rostro en la pared es una historia, una experiencia, una emoción. “El piso me hace sentir alegría”, “Me gusta cocinar”, “Vivo la vida al máximo”... frases que reflejan la felicidad y la autonomía que han encontrado en este espacio.

Aquí se construyen vínculos, se gana independencia y se cultiva el compañerismo. Una convivencia real que transforma vidas, paso a paso, sonrisa a sonrisa.

Agradecemos a la Fundación Rose, actualmente gestionada por el banco Sabadell la cesión de la vivienda.